Infertilidad, reproducción asistida y toma de decisiones
Decimos que una pareja es infértil cuando, tras más de un año de mantener relaciones sexuales regulares sin protección, no logra un embarazo.
La mayoría de las personas tienen la creencia de que la procreación es un proceso voluntario y de que cuando lo intenten lo van a conseguir de forma natural, por tanto cuando la pareja se enfrenta a este problema, no lograr un embarazo, aparecen reacciones de sorpresa, desconcierto y diverso nivel de frustración. El impacto psicológico que la infertilidad produce en la pareja será más o menos grave en función del nivel de ajuste emocional y de los recursos adaptativos eficaces que posean los miembros de la pareja.
Probablemente, en la vida de una pareja, el diagnóstico de infertilidad será una de las situaciones más estresantes que tengan que vivir y que derivará en una importante crisis vital, teniendo que enfrentarse a un complejo proceso de toma de decisiones.
El desarrollo de la Medicina Reproductiva y la eficacia, cada vez mayor, de las Técnicas de Reproducción Asistida han permitido ampliar las posibilidades de lograr el embarazo deseado.
La importancia de las emociones
Desde el punto de vista emocional, el proceso de Reproducción Asistida, conlleva la aparición de un amplio abanico de sensaciones, estados de ánimo y sentimientos que requieren de un óptimo nivel de comunicación en la pareja para afrontar el estrés y para poder tomar las decisiones que se vayan planteando.
El impacto psicológico que la infertilidad produce en la pareja será más o menos grave en función del nivel de ajuste emocional y de los recursos adaptativos eficaces que posean los miembros de la pareja.
La inclusión de psicólogos en los equipos de Reproducción Asistida, responde a la necesidad de procurar un asesoramiento integral a los pacientes implicados y facilitar, si es necesario, consejo psicológico para afrontar situaciones de crisis que se pueden producir a lo largo del proceso. En general hablamos de consejo psicológico ante situaciones que nos vuelven más o menos vulnerables, pero no de psicopatologías graves.
Una de las acciones más importantes desde el punto de vista psicológico para mantener un equilibrio emocional, para afrontar dificultades y resolver problemas es la Toma de Decisiones, por eso, vamos a describir a continuación elementos que debemos tener en cuenta a la hora de tomar decisiones y que también podemos aplicar cuando decidimos afrontar ser padres a través de Técnicas de Reproducción Asistida.
A lo largo de este proceso, nuestro médico y su equipo nos facilitará cual es la técnica o el procedimiento que más se adapta a nuestra realidad, pero indudablemente, la decisión de seguir o no, de elegir una técnica y otra, seguirá siendo una decisión de la pareja.
El momento de la toma de decisiones
La toma de decisiones es una acción tan ligada a nuestra vida que no podemos prescindir de ella, la sola acción de no tomar una decisión implica por si misma haberlo hecho. Lo que sí podemos decidir es: hacerlo nosotros o bien que otros lo hagan y tomen el control de nuestra vida, lo cual supondría estar subordinados a esas personas.
Debemos tener en cuenta que nuestra vida se va conformando en función de las decisiones que tomamos, teniendo en cuenta las circunstancias que nos tocan vivir y las particularidades de nuestra forma de ser, por eso las personas tomamos decisiones diferentes ante situaciones similares.
Qué debemos tener en cuenta
- Admitir que podemos equivocarnos y que no podemos resolver todos los problemas que se nos presentan.
- Confundir decidir con acertar, decidir bien no significa que las cosas no vayan a ir mal, pues a veces hay elementos circunstanciales que no podemos controlar. Hay decisiones correctas o incorrectas en función de cómo se decidió, pero que pueden ser favorables o desfavorables en función de los resultados.
- Es importante definir los objetivos que deseamos obtener, debemos priorizar los objetivos vitales e identificar qué esfuerzo vamos a hacer para lograrlo.
- Plantear el objetivo de forma realista, teniendo en cuenta que cada uno de nosotros vemos la realidad desde un punto de vista subjetivo conformado por nuestra educación, personalidad y experiencia. Es importante que sepamos diferenciar entre opiniones, hechos y juicios de valor. Debemos confiar en nuestra capacidad de análisis de un hecho y no en buscar culpables.
- Analizar las alternativas y razonar la más conveniente, no dejarse llevar por intuiciones o por razones emocionales. Debemos considerar todas las posibilidades y no dejarnos llevar por justificaciones que sólo nos llevarán al autoengaño.
- Buscar la información relevante, no la disponible, aceptar que la información relevante pueda ser contraria a nuestros propios intereses.
- Ser críticos y escépticos con nuestras opiniones, así podemos replantear la situación y tomar mejor decisión. Toda decisión implica una incertidumbre y hay que asumir riesgos, pues un exceso de confianza nos lleva a dar por ciertos elementos que sólo son suposiciones.
- Aceptar que la decisión que estás tomando no es la adecuada y que debes generar alternativas eficaces. El miedo nos paraliza y nos impide buscar alternativas eficaces, no debemos aceptar que la opción de la mayoría es la cierta.
- Es fundamental analizar la implicaciones de nuestras decisiones puedan tener para evitar que las consecuencias negativas de éstas superen a los beneficios que pretendíamos alcanzar tanto a corto como a largo plazo. Cuando tomemos una decisión debemos tener en cuenta 3 aspectos: la eficacia, el impacto en los demás y el impacto sobre uno mismo.
- Finalmente, tomar una decisión implica llevarla a cabo, por eso cuando tomamos una decisión, debemos tener en cuenta: si contamos con los recursos suficientes para llevarla a cabo, si es el momento adecuado para hacerlo y cuál es el límite de tiempo que tenemos para implantarla y, sobre todo explicarle la decisión a las personas qué se van a ver afectadas por ella.