Existen muchos factores que pueden estar influyendo en nuestra fertilidad, los cuales pueden ser internos: del propio aparato reproductor o de otros sistemas como el endocrino, el metabólico, el inmune y el inflamatorio; así como factores externos relacionados sobre todo con el estilo de vida que, a su vez repercutirán en los procesos internos.

Muchos son los estudios que demuestran la influencia de estos factores externos en la fertilidad y de cómo, llevando a cabo ciertas prácticas, se llega a mejorar la función reproductiva. En una clínica de reproducción asistida es tan importante poner a punto las condiciones de laboratorio como las condiciones del organismo para aumentar las probabilidades de conseguir una fecundación, la posterior implantación, el crecimiento del embrión en el vientre materno y que venga al mundo un niño sano. Por ello, queremos remarcar la importancia de abordar la fertilidad de manera multidisciplinar.

Factores externos que influyen en nuestra fertilidad

Veamos cómo poner a punto las condiciones del organismo, trabajando los factores externos que juegan un papel en la fertilidad.
Para optimizar nuestra fertilidad es importante llevar a cabo un estilo de vida saludable, el cual pasa por evitar hábitos como el tabaco, el alcohol y otras sustancias estimulantes.

Un estilo de vida saludable

El tabaco y el alcohol son tóxicos para nuestro organismo, contienen radicales libres que dan lugar a un estrés oxidativo de nuestras células y el consecuente deterioro y disminución de calidad de las mismas, en donde incluimos los óvulos y los espermatozoides. Además, el tabaco es un vasoconstrictor pudiendo dar lugar a dificultades circulatorias.

En los diferentes estudios, estos efectos se traducen, en una disminución de las tasas de embarazo e incluso en un aumento de las tasas de aborto; y en el caso del hombre se observa una disminución de la calidad seminal, con daño en su material genético que dará lugar igualmente a una disminución en las gestaciones.

Los radicales libres también se encuentran en la contaminación, en ciertos aditivos de los alimentos y también nos los produce la radiación solar y el estrés, factores que de nuevo hemos de intentar evitar. Entre otras moléculas no deseadas encontramos los disruptores endocrinos; estos son sustancias que van a mimetizar o a alterar a nuestras hormonas, enviando así mensajes confusos al organismo ocasionando diversas disfunciones; estas moléculas se encuentran en los pesticidas, en los alimentos expuestos a ellos, y en ciertos detergentes y cosméticos.

El ejercicio y la vitamina D va ayudar a nuestra fertilidad

El ejercicio físico es otro de los aspectos fundamentales para mejorar nuestra salud en general y nuestra fertilidad en particular. En este último caso, tanto el ejercicio en defecto o en exceso no es favorable, se ha observado en mujeres que hacían ejercicio casi todos los días o hasta la extenuación que su fertilidad disminuía un 50 %.En el caso de los hombres, se ha observado que la práctica de ejercicio moderado puede mejorar los parámetros seminales.

La luz solar es la precursora de la vitamina D en nuestro organismo, vitamina que se ha visto que está involucrada en diferentes procesos reproductivos, por lo que, es necesario tener unos valores óptimos de la vitamina D en sangre. Además, la luz natural es
indispensable para poder regular nuestro ritmo circadiano y hace que liberemos melatonina, hormona que nos ayude a conciliar el sueño y descansar mejor, aspecto indispensable para una buena calidad de la función reproductiva.

Alimentación y fertilidad van de la mano

Uno de los grandes pilares para mejorar la fertilidad es la alimentación. Nuestra alimentación ha de ser saludable, es decir: debe ser completa, aportando todos los nutrientes necesarios para nuestro organismo (hidratos de carbono, proteínas, grasas,
vitaminas, minerales y agua). Debe ser equilibrada: los nutrientes han de tener una relación entre sí con respecto a las calorías totales diarias y tomar además entre 1,5 y 2 litros de agua al día. Ha de ser adaptada a las necesidades energéticas de cada persona. Y, por supuesto, ha de ser variada en alimentos diferentes de un mismo grupo y rica en productos frescos, evitando los alimentos procesados.

Gestión de las emociones

Además, este momento tan delicado de la búsqueda de un embarazo viene acompañado de emociones diversas, las cuales, debemos saber gestionar. Es muy importante identificar la emoción, validarla y saber gestionarla.

Es un momento para permitirnos muchas cosas y no bloquearnos o, por el contrario, desbordarnos. Existen varias prácticas para ayudarnos en el aspecto emocional; y todas se basan en encontrar nuestro bienestar, es el momento de cuidarnos, de divertirnos, reír, relajarnos, volver a hacer cosas con las que disfrutabas o hacer aquellas que siempre te han apetecido hacer. Es el momento de pensar en uno o una misma.

Como vemos, muchos son los factores que influyen en nuestra función reproductiva. Lo importante es hacer una evaluación global de todos ellos y un abordaje en todo su conjunto, desde la consulta de reproducción asistida y poniendo a la vez nuestro granito de arena; esto además lo convierte en un abordaje mucho más conciliador y placentero; saber que nosotros también podemos tomar conciencia de los procesos y optimizarlos se convierte en la clave para lograr el éxito en esta etapa de nuestras vidas tan maravillosa a la vez que inquietante como es la de conseguir ser padres.

Estefanía Hurtado Gómez
Doctora en Bioquímica y Biología Molecular
Especialista en Fertilidad
Fundadora del método Fertilogía®
@fertilogía.es
www.fertilogia.es